volcán

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lunes, 23 de mayo de 2016

Micromomentos





I  

Aspiró con toda la energía que le permitió su cuerpo, en una inhalación profunda que llenó sus pulmones de aire hasta hincharlos como globos a punto de explotar, para soplar, a continuación,  con la misma fuerza, expulsando de si todo lo que llevaba dentro. 
Y con ese simple gesto, apagó mi llama vital. 
Le gustaba la oscuridad.


II

De la mente la rebeldía, enfermó a la carne 
y el palpitar del pecho, como tambor de guerra, 
comenzó a marcar un tétrico ritmo,
 mientras los órganos rendidos 
se llenaban de bultos cancerosos.


III




Ya no había más piel recubriendo los miembros, era pura carne viva. Llagas lacerantes, rozaduras cubiertas de pus espeso, heridas abiertas todavía sangrantes, secreciones infecciosas, malolientes y repulsivas, materia dañada de arriba a abajo. Putrefacción. Hasta la más leve brisa le provocaba un gran dolor. En eso se había convertido.

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